Borges, en su ensayo La penúltima versión de la realidad, nos ilustra con diferentes hipótesis sobre la idea de espacio, citando a Steiner y a Schopenhauer entre otros. A mi entender, lo más valioso de este ensayo, es un párrafo que define de manera categórica la idea del espacio. La trascribo, para evitar una deficiente explicación propia: “…el espacio no es sino una de las formas que integran la cargada fluencia del tiempo. Es uno de los episodios del tiempo……está situado en el y no viceversa”
Los arquitectos trabajamos con el espacio, ensamblamos infinidad de partes para modelarlo, formando un conjunto, una presencia que va a completarse con la huella humana. Los criterios racionales y objetivos, son inmanentes a nuestra tarea ordenadora. Son la base que permite la intelectualización del espacio, dotándolo de un sentido poético, profundo y verdadero.
El movimiento, el recorrido físico impregnado de tiempo a través del espacio, completa la operación del habitar, configurando al plano horizontal como el lugar geométrico de la estabilidad y como soporte de la movilidad.
La idea propuesta articula la racionalización del espacio expositivo mediante una grilla cartesiana, utilizando un dispositivo construido con espejos, que deja un sutil y preciso vacío el cruce de los ejes y en su encuentro con el suelo y el techo.
Los reflejos, duplicaciones, deformaciones, no son más que un intento de ofrecer al visitante una serie de impresiones, sensibles a los movimientos propios y a la luz cambiante, en cada uno de los microespacios resultantes.