Ubicado en la periferia de la ciudad de Santa Fe, el proyecto indaga sobre la tectónica de los materiales de construcción simples que abundan en el sitio, utilizándolos en su estado primaria, que refuerce la experiencia sensorial. El ladrillo, el hormigón y el metal no reciben ningún revestimiento que oculte su naturaleza rugosa y áspera, proporcionando una atmosfera cálida, de luz controlada y de fuerte vinculación con el lugar.
Incluso las instalaciones eléctricas se dejan a la vista ofreciendo la máxima flexibilidad, complementando un contenedor que admite futuros usos no programados.
La doble altura del living se presenta como el gesto espacial fundante del proyecto, desde el cual articulan la totalidad de las habitaciones de la casa y se vincula fuertemente con el exterior mediante una puerta corrediza de gran tamaño, que ocultándose en los muros, incorpora el umbral exterior a al interior, propiciando todo una nueva experiencia de relación con el patio. Esta condición espacial juega con las visuales y los recorridos, permitiendo que la brisa fresca del lado sur ingrese a la casa, manteniendo una temperatura confortable.
Con una fachada muchos más abierta y con ventanas generosas hacia el este, los vanos se reducen en el oeste evitando la incidencia directa del sol. Incluso las dimensiones de los muros y los vanos se coordinan mediante módulos de 30 cm., reduciendo los desperdicios de cortes y minimizando el número de piezas necesarias.
Construida completamente con doble muro con cámara aislante, amplias galería y aberturas con doble vidrio, el proyecto se adapta al clima del sitio utilizando estrategias pasivas diseño que permitan un ahorro energético para su climatización